CONOCIENDO A JESÚS. Nuestro fiel y misericordioso Sumo Sacerdote
NUESTRO FIEL Y MISERICORDIOSO SUMO SACERDOTE
Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo habiendo obtenido eterna redención.
Hebreos 9.12
Como
el portador de los pecados, sacerdote y representante del hombre ante Dios,
entró en la vida de la humanidad llevando nuestra carne y sangre. La vida se
encuentra en la corriente vital de la sangre que fue dada por la vida del
mundo. Cristo realizó una expiación completa, entregando su vida en rescate por
nosotros. El nació sin la menor mancha de pecado, pero vino a este mundo en la
misma manera en que lo hace la familia humana. No poseyó la mera semblanza de
un cuerpo, sino que tomó la naturaleza humana y participó de la vida de la
humanidad.
Con
el fin de llegar a ser el sustituto y la garantía de la humanidad, Jesucristo
depuso su manto real, su corona de Rey, y revistió su divinidad con la
humanidad, para que al morir como hombre pudiera destruir con su muerte al que
tenía el imperio de la muerte. Como Dios, no lo habría podido hacer; pero al
venir como hombre, Cristo pudo morir. Con su muerte venció la muerte. La muerte
de Cristo hizo perecer al que tenía el poder de la muerte, y abrió las puertas
de la tumba a todos los que lo reciben como su Salvador personal.
Sobre
el sepulcro abierto de José Cristo proclamó: “Yo soy la resurrección y la vida”.
El, el Redentor del mundo, aplastó la cabeza de la serpiente privándola para
siempre del poder de hacer que los hombres sientan su picadura de escorpión;
porque él trajo a la luz la vida y la inmortalidad. Los portales de la vida
eterna están abiertos para todos los que crean en Jesucristo… Al morir Jesús ha
hecho imposible que mueran eternamente los que creen en él….
Cristo
vivió y murió como hombre, para que llegara ser el Dios tanto de los vivos como
de los muertos. Lo hizo para que, al creer en él, a los seres humanos se les
hiciera imposible perder la vida eterna. La vida de los hombres y las mujeres
es preciosa a la vista de Dios, porque Cristo compró esa vida al ser
sacrificado en lugar de ellos. De ese modo hizo posible que nosotros tuviéramos
acceso a la inmortalidad.
La
divinidad y la humanidad se reunieron en Cristo: el Creador y la criatura. La
naturaleza de Dios, cuya ley había sido transgredida, y la de Adán el
transgresor, se conjugaron en Jesús: el Hijo de Dios e Hijo del Hombre. Después
de pagar el precio de la redención con su propia sangre, después de pasar por
la experiencia humana, habiéndose enfrentado a la tentación y habiéndola
vencido en beneficio del hombre, y después de haber sufrido la vergüenza y la
culpabilidad y la carga del pecado – a pesar de que él nunca cometió pecado
alguno -, llegó a ser el Abogado y el Intercesor de los seres humanos. ¡Qué
seguridad es ésta para el alma tentada y esforzada! ¡Qué seguridad para el
universo que observa, saber que Cristo era un Sumo Sacerdote fiel y
misericordioso!
The
S.D.A. Bible Commentary 7:925-926
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