VIDA EN ABUNDANCIA. Atentos
ATENTOS
Expulsado
del cielo, Satanás estableció su reino en este mundo, y desde entonces ha
estado esforzándose incansablemente para seducir a los seres humanos y
apartarlos de su lealtad a Dios. Usa el mismo poder que usó en el cielo: la
influencia de la mente sobre la mente. Los hombres llegan a ser tentadores de
sus semejantes. Se acarician los fuertes y corrompidos sentimientos de Satanás,
los que ejercen un poder persuasivo y poderoso. Bajo la influencia de estos
sentimientos, los hombres se unen en confederaciones, en gremios, y en
sociedades secretas. Hay en operación en el mundo agencias que Dios no tolerará
por mucho más tiempo.
Satanás
tiende redes y trampas, como las trampas del cazador, todas preparadas para
atrapar a las almas. Es su estudiado propósito que los hombres utilicen las
facultades que Dios les ha dado para fines egoístas antes que emplearlas para
glorificar a Dios. Dios quiere que los hombres se ocupen en una obra que les
proporcionará paz y gozo y les producirá un provecho eterno. Pero Satanás desea
que concentremos nuestros esfuerzos en aquello que no aprovecha nada, en las
cosas que perecen con el uso.
No
hemos de suponer que, desde la transgresión de Adán, Dios haya dado a los seres
humanos un nuevo orden de energía y pasiones, porque entonces parecería que
Dios hubiera intervenido para implantar en la raza humana propensiones
pecaminosas. Cristo comenzó su obra de conversión tan pronto el hombre
transgredió, para que por medio de la obediencia a la ley de Dios y la fe en
Cristo pudiera recuperar la perdida imagen de Dios.
Este
es el gran dilema. Aquí están los dos grandes poderes que se enfrentan, el Príncipe
de Dios, Jesucristo, y el príncipe de las tinieblas, Satanás. Aquí llega el
conflicto directo. Hay sólo dos clases en el mundo, y cada ser humano se
alistará bajo uno de los dos estandartes, la bandera del príncipe de las
tinieblas o la de Jesucristo.
Mente, Carácter y
Personalidad
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