Ir al contenido principal
DESCUBRIENDO NUESTRA HISTORIA. El mensaje de 1888: la justificación por la fe (1)
DESCUBRIENDO NUESTRA HISTORIA
EL MENSAJE DE 1888:
LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE (1)
"Levántante, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria."
Isaías 60.1-2
Cuando la Review and Herald publicó el "Número Especial Sobre Justificación por la Fe" en 1974, surgió un estallido de oposición de parte de algunos de nuestra familia de la iglesia, particularmente los que sostienen los puntos de vista de Roberto Brinsmead (un ex-adventista del séptimo día) como él los publica en su revista, "La Verdad Presente". ¿Y cuál era la objeción? Sostenían que la justificación por la fe no incluye la santificación; especialmente el mensaje paulino de justificación por la fe. Es sólo lo que Cristo ha hecho por nosotros al vivir y morir como nuestro sustituto. Aún más, decían que el énfasis estaba completamente desbalanceado. Una publicación de este grupo enfáticamente avocaba que debíamos retractarnos de este número especial pues si no vendría una gran crisis que sacudiría el Adventismo. NO nos hemos retractado de ese número especial, y estamos viendo el sacudimiento (zarandeo). No se equivocarón en esa predicción. Y si usted no está al tanto de esto, amigo, es porque está al resguardo, escudado ya sea por el tiempo o el lugar geográfico donde vive, pero tarde o temprano le alcanzará seguramente.
El desafío sobre lo que constituye la justificación por la fe se me presentó a través de amigos poco después de la aparición de este número especial de la Review and Herlad. Aún cuando la justificación por la fe había sido el tema favorito de mi estudio personal, en realidad no estaba preparado para tomar una decisión sobre estas ideas conflictivas, ya que mi estudio había sido demasiado limitado. La comprensión correcta del tema, aunque es realmente simple, iba más allá de lo que yo había estado escudriñando. Por supuesto que comprendía el maravilloso don de la justicia imputada de Cristo como mi sacrificio, pero la idea de la justicia impartida me era vaga. Me preguntaba: ¿cómo me puede ser impartida la justicia de Cristo? ¿Es parte de la justificación por la fe la justicia impartida? Resolví que debía hallar respuesta a estas preguntas, y así comencé mi búsqueda en la Biblia y en el Espíritu de Profecía.
Dos citas parecían ser especialmente relevantes a mi investigación:
1."La justicia por la cual somos justificados es imputada; la justicia por la cual somos santificados es impartida. La primera es nuestro derecho al cielo; la segunda, nuestra idoneidad para el cielo". (MJ 32)
En esa cita quedaba claro el hecho que la justicia impartida es esencial para el cielo, pero no da mérito alguno al creyente, es solamente la idoneidad del creyente para el cielo.
2. "El corazón orgulloso lucha para ganar la salvación; pero tanto nuestro derecho al cielo como nuestra idoneidad para él, se hallan en la justicia de Cristo" (Deseado de Todas las Gentes, p. 267)
Aquí nuevamente, no nos ganamos la salvación; pero ambos aspectos, tanto la justicia imputada como impartida, son esenciales, y ambas, la justicia imputada y la justicia impartida se encuentran en Cristo.
Al leer otra vez mi capítulo favorito, "Transforado por Gracia" en el libro Hechos de los Apósotoles la luz comenzó a brillar:
""... así que el amor es el cumplimiento de la Ley": Romanos 13.10. Y nuevamente Pablo nos dice: "Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu." Romanos 8.4""
Si la justicia de la ley se cumple en el creyente en Romanos 8.4, y el amor es el cumplimiento de la ley en Romanos 13.10, entonces justicia y amor deben ser una y la misma cosa. La evidencia que aparece a continuación dará prueba positiva de este hecho.
Después de la Conferencia General de 1888 en Minneapolis, Elena de White dedicó mucho de su tiempo a presentar reuniones por todas partes del paíso acompañando a A.T. Jones y E.J. Waggoner para dar su sello de aprobación sobre el mensaje de la justificación por la fe que Dios le había dado. Al resumir ese tan precioso mensaje en 1895, ella dijo:
"Presentaba la justificación por la fe en el Garante; invitaba a la gente a recibir la justicia de Cristo, que se manifestaba en la obediencia a todos los mandamientos de Dios". Testimonios para los Ministros, p.91-92
A lo que ella se refiere aquí, como veremos, es a la justicia de Cristo que se manifiesta y es hecha posible en la vida del Creyente mediante el Espíritu.
Continuará en parte 2.
Árboles de justicia El mensaje de 1888, Low Scarbrought
Comentarios
Publicar un comentario