VIDA EN ABUNDANCIA. Efectos psíquicos de las bebidas embriagantes suaves (I)

EFECTOS PSÍQUICOS DE LAS BEBIDAS EMBRIAGANTES SUAVES (I)



Para las personas que han heredado el apetito por los estimulantes, no es seguro en ninguna manera beber vino o sidra en el lugar, porque Satanás las está instanto continuamente a complacerse. Si ellas ceden a sus tentaciones, no saben dónde se detendrán; el apetito exige que se lo complazca, y es complacido para ruina de ellos. El cerebro se obnubila, la razón ya no sostiene las riendas, sino uqe las afloja quedando a merced de la concupiscencia. El libertinaje abunda y se pracitcan vicios de casi cualquier clase como resultado de complacer al apetito por el vino y la sidra.

Es imposible que el que ame estos estimulantes y se acostumbre a usarlos crezca en la gracia. Se vuelve indecoroso y sensual; las pasiones animales dominan las facutlades superiores de la mente, y la virtud no es atesorada.

Tan gradualmenteSatanás aparta de los baluartes de la temperancia, tan insidiosamente el vino y la sidra ejercen su influencia sobre el gusto, que se entra en el camino de la ambriaguez sin siquiera sospecharlo. Se vultiva el gusto por los estimulantes; se desequilibra el sistema nervioso; Satanás mantiene la mente en una fiebre de inquietud; y la pobre víctima que se considera perfectamente segura, sigue avancando hasa que toda barrera es derribada, todo principio sacrificado. Están minadas las más fuertes resoluciones y los intereses eternos son demasiado débiles para conservar el apteito envilecido bajo el dominio de la razón. Algunos nunca están realmente borrachos, pero siempre están bajo la influencia de bebidas embriagantes suaves. Está febricitantes, inestables mentalmente, no realmente delirantes, pero seguramente desequilibrados, porque las facultades más nombres de la mente están pervertidas. 

El juego puro de la uva, libre de fermentación, es una bebida saludable. La sidra y el vino puede envasarse frescos y mantenerse dulces por largo tiempo, y si se usan sin fermentar, no destronarán la razón.

La temperancia

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