LAS BUENAS NUEVAS DEL EVANGELIO. Cristo y su justicia (VII) Importantes lecciones prácticas (II)
CRISTO Y SU JUSTICIA (VII)
IMPORTANTES LECCIONES PRÁCTICAS(II)
Una vez más, las declaraciones tantas veces repetidas
de que el Señor es el Creador, tienen el propósito de ser fuente de fortaleza.
Observa cómo están relacionadas la creación y la redención en el primer
capítulo de Colosenses, versículos 9 al 19:
“Por esto también nosotros, desde el día que lo
oímos, no cesamos de orar por vosotros y pedir que seáis llenos del cabal
conocimiento de su voluntad, en toda sabiduría e inteligencia espiritual; para
que andéis como es digno del Señor, a fin de agradarle en todo, para que
fructifiquéis en toda obra buena, y crezcáis en el conocimiento de Dios.
Fortaleceos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para que
tengáis paciencia y longanimidad; y con gozo deis gracias al Padre que nos hizo
aptos para participar de la herencia de los santos en luz. Él nos libró de la
potestad de las tinieblas y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien
tenemos redención por su sangre, y el perdón de los pecados. Cristo es la imagen
del Dios invisible, el primogénito de toda la creación. Por él fueron creadas
todas las cosas, las que están en los cielos y las que están en la tierra,
visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados o
autoridades. Todo fue creado por medio de él y para él. Porque Cristo existía
antes de todas las cosas, y todas las cosas subsisten en él. Él es la cabeza
del cuerpo que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de los
muertos, para que en todo tenga la preeminencia. Por cuanto agradó al Padre que
en él habitase toda plenitud”.
No es por casualidad que la maravillosa declaración
relativa a Cristo como Creador se encuentra ligada a la declaración de que en
él tenemos redención. Cuando el apóstol expresa su deseo de que seamos fortalecidos
“con todo poder, conforme a la potencia de su gloria”, nos proporciona
instrucción acerca de ese glorioso poder.
Cuando nos habla acerca de la liberación de la
potestad de las tinieblas, nos dirige hacia el poder del Libertador. Es para
nuestro consuelo que se afirma que la cabeza de la iglesia es el Creador de
todas las cosas. Se nos informa que él sostiene todas las cosas por la palabra
de su poder (Hebreos 1.3), para que descansemos en la seguridad de que el brazo
que sostiene a la naturaleza es poderoso para cuidar de sus hijos.
Observemos la relación con Isaías 40.26. El
capítulo presenta la sabiduría y el poder maravillosos de Cristo, al llamar a
todas las criaturas por sus nombres y al mantenerlos a todos en su integridad
por su excelsa grandeza y por la fuerza de su poder, para preguntar a
continuación: “¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está
encubierto al Eterno, y mi derecho pasa inadvertido a mi Dios? ¿No has sabido?
¿No has oído? El Señor es el Dios eterno, el Cre4ador de los fines de la
tierra. No se cansa ni se fatiga, y su entendimiento es insondable”.
Efectivamente, “él da vigor al cansado, y aumenta la fuerza del omnipotente”.
Su poder es, de hecho, la capacidad de crear todo a partir de la nada; por lo
tanto, puede obrar maravillas en favor de aquellos que carecen de fortaleza.
Puede sacar fuerzas de debilidad. Es pues seguro que todo aquello que mantenga
vivo ante la mente el poder de Cristo tendrá por efecto la renovación de
nuestra fuerza y ánimo espiritual.
Ese es precisamente el propósito del sábado.
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