5. BUENAS NUEVAS. Cristo, el Legislador (2)

BUENAS NUEVAS

Cristo, el Legislador (2)


"Por que el Eterno es nuestro Juez, el Señor es nuestro Legislador, el Eterno es nuestro Rey, él mismo nos salvará" (Isaías 33.22).

Para publicaciones anteriores ver etiquetas: Cristo y su Justicia y Las Buenas Nuevas del Evangelio.

Continuación de Cristo, el Legislador (1)

Vemos lo mismo en Josúe 5.13 al 15, donde llemos que aquel hombre a quien Josúe vio cerca de Jericó blandiendo una espada desenvainada en su mano, en respuesta a la pregunta de Josué, "¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?", dijo: "No. Yo Soy el Príncipe del ejército del eterno, que he venido.". En verdad, nadie se atreverá a discutir que Cristo fue el auténtico dirigente de Israel, aunque invisible. Moisés , el dirigente visible de Isarel, "se sostuvo como quien ve al Invisible". Fue Cristo quien comisionó a Moisés a ir y libertar a su Pueblo. Leamos ahora Éxodo 20.1 al 3:

"Entonces Dios habló estas palabras: "Yo soy el Eterno tu Dios, que te saqué de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás otros dioses fuera de mí". ¿Quién habló estas palabras? -Aquel que los sacó de Egipto. Y ¿quién era el dirigente de Israel desde Egipto? Era Cristo. Entonces, ¿quién pronunció la ley del Sinaí? Cristo- el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su ser real, quien es la manifestación de Dios al hombre. Fue el Creador de todo cuanto haya sido creado, y Aquel a quien se encomendó todo el juicio.

Hay otra forma de llegar a la demostración de este punto: Cuando el Señor venga, será con aclamación (1 Tesalonicenses 4.16) Su voz penetrará las tumbas y resucitara a los muertos (Juan 5.28 y 29). "El Eterno bramara desde lo alto, desde su santa morada dará su voz. Bramará con fuerza contra su tierra. Canción de lagareros cantará contra todos los habitantes de la tierra. El estruendo llegará hasta el fin de la tierra; porque el Eterno tiene juicio contra las naciones. Él es Juez de toda carne, y entregará a los impíos a espada -dice el Eterno" (Jeremías 25.30 y 31). Comparando esto con Apocalipsis 19.11 al 21, donde Cristo como Comandante de los ejércitos celestiales, el Verbo de Dios, Rey de reyes, Señor de señores, sale a pisar el lagar del vino del furor de la ira del Dios Todopoderoso, destruyendo a todos los impíos, reconocemos que es Cristo quien "brama" desde su morada contra todos los habitantes de la tierra, al entrar en controversia con las naciones. Joel añade algo más, al decir, "El Eterno bramará desde Sión, tronará desde Jerusalén, y temblarán cielo y tierra" (Joel 3.16).

A partir de estos textos, a los que cabría añadir otros, vemos que en la venida del Señor a libertar a su pueblo, él habla con voz que hace temblar la tierra y el cielo: "vacilará la tierra como un borracho, será removida como una choza" (Isaías 24.20), y "los cielos desaparecerán con gran estruendo" (2 Pedro 3.10)

E.J. Waggoner, Cristo y su justicia.

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