VIDA EN ABUNDANCIA (II) La importancia de las relaciones sociales (I)

LA IMPORTANCIA DE LAS RELACIONES SOCIALES (I)


  • Un aspecto de la educación que no debe ser descuidado.
El pueblo de Dios no cultiva bastante la sociabilidad cristiana. Esta rama de la educación no debe descuidarse ni perderse de vista en nuestras escuelas.
  • Las cualidades sociales son talentos.
Aquellos que poseen grandes cualidades afectivas tienen ante Dios la obligación de prodigarlas no solamente a sus amigos, sino a todos los que necesitan ayuda. Las cualidades sociales son talentos, y hay que usarlas para beneficio de todos los que están al alcance de nuestra influencia.
  • No son átomos independientes.
Debe enseñarse a los alumnos que no son átomos independientes, sino que cada uno es una hebra del hilo que ha de unirse con otras para completar una tela. En ningún departamento puede darse esta instrucción con más eficacia que en el internado escolar. Es allí donde los estudiantes están rodeados diariamente de oportunidades, que si las aprovechan, les ayudarán en gran manera a desarrollar los rasgos sociales del carácter. Pueden aprovechar de tal modo su tiempo y sus oportunidades que logren desarrollar un carácter que los hará felices y útiles. 

Los que se encierran en sí mismos y no están dispuestos a prestarse para beneficiar a otros mediante amigable compañerismo, pierden muchas bendiciones, porque merced al trato mutuo el entendimiento se pule y refina; por el trato social se formalizan relaciones y amistades que acaban en una unidad de corazón y en una atmósfera de amor agradables a la vista del cielo.
  • La importancia del trato social.
Por medio de las relaciones sociales el cristianismo se pone en contacto con el mundo. Todo hombre o mujer que haya probado el amor de Cristo y haya recibido en el corazón la iluminación divina, por pedido de Dios debe arrojar luz sobre la senda tenebrosa de los que no conocen un camino mejor. El poder de la sociabilidad, santificado por el Espíritu de Cristo, debe mejorar a fin de ganar almas para el Salvador
  • Las virtudes sociales deben ser cultivadas.
Sufrimos una pérdida cuando descuidamos la oportunidad de reunirnos para fortalecernos y animarnos mutuamente en el servicio de Dios. Las verdades de su Palabra pierden en nuestras mentes su vivacidad e importancia. Nuestros corazones dejan de ser alumbrados y vivificados por la influencia santificadora, y declinamos en espiritualidad. En nuestra asociación como cristianos perdemos mucho por falta de simpatía mutua. El que se encierra completamente dentro de sí mismo no está ocupando la posición que Dios le señaló. El cultivo apropiado de los elementos sociales de nuestra naturaleza nos hace simpatizar con otros y es para nosotros un medio de desarrollarnos y fortalecernos en el servicio de Dios.
  • Jesús era muy sociable.
Toda la vida del Salvador se caracterizó por la benevolencia desinteresada y la hermosura de la santidad. El es nuestro modelo de bondad. Desde el comienzo de su ministerio, los hombres empezaron a comprender más claramente el carácter de Dios. Practicaba sus enseñanzas en su propia vida. Era consecuente sin obstinación, benevolente sin debilidad, y manifestaba ternura y simpatía sin sentimentalismo. Era altamente sociable, aunque poseía una reserva que inhibía cualquier familiaridad. Su temperancia nunca lo llevó al fanatismo o la austeridad. No se conformaba con el mundo, y sin embargo prestaba atención a las necesidades de los menores de entre los hombres.

Mente, Carácter y Personalidad.

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