VIDA EN ABUNDANCIA (I) Compartamos las bendiciones que recibimos

COMPARTAMOS LAS BENDICIONES QUE RECIBIMOS

Porque no faltarán menesterosos de en medio de la tierra; por eso yo te mando diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, a tu pobre y a tu menesteroso en tu tierra.

Deuteronomio 15.11


El Señor Jesús dijo: "Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia." Nunca como hoy en día hubo una época cuando hubiera mayor necesidad de ejercer la misericordia. Nos rodean los pobres, los angustiadas, pos afligidos, los dolientes y los que están por perecer.

Los que han adquirido riqueza, lo han hecho por medio de los talentos que Dios les ha dado, pero esos talentos para obtener beienes les fueron dados para que pudiesen socorrer a aquellos que se encuentran en la pobreza. Esos dones les fueron otorgados a los hombres por Aquel que hace que su sol ilumine y su lluvia caiga sobre justos e injustos; para que por la fecundidad de la tierra los hombres puedan tener abundante provisión para suplir sus necesidades. Los campos han sido bendecidos por dDios y de su bondad se ha "provisto al pobre".

¿Pero es propósito de Dios tanto sufrimiento e injusticias? Son muchos los que se quejan de Dios porque hay tanta necesidad y dolor en el mundo; pero Dios no quiso nunca que existiese esta miseria. Nunca quiso que un hombre tuviese abundancia de los lujos de la vida, mientras que los hijos de otros lloran por pan. El Señor es un Dios benévolo.

Dios ha hecho a los hombres sus mayordomos y a él no se le puede culpar del sufrimiento, la miseria, la desnudez y la necesidad de humanidad. El Señor ha hecho amplia provisión para todos. Él ha dado a miles de hombres gran provisión con la cual mitigar la necesidad de sus prójimos. Pero aquellos a quienes Dios ha hecho sus mayordomos no han soportado la prueba, pues ellos han dejado sin aliviar a los dolientes y necesitados. 

Cuando los hombres que han sido abundantemente bendecidos por el cielo con mucha riqueza fallan en llevar adelante los designios del Dios y no alivian al pobre y al oprimido, el Señor se desagrada y seguramente los visitará (con su castigo). No tienen excusa por retener la ayuda que Dios ha puesto en su poder para dar a sus prójimos, y se dehonra a Dios. Su carácter es mal interpretado por Satanás, y es representado como un juez duro que acarrea sufrimiento sobre las criaturas que ha creado. Esta mala interpretación del carácter de Dios está hecha como para que parezca verdad y de esta manera como consecuencia de la tentación del enemigo el corazón de los hombres es endurecido contra Dios.

Satanás culpa a Dios el mal que él mismo ha causado al hacer que los hombres retengan sus recursos y no les den a los que sufren. El atribye a Dios sus propias características.

E.G. White, Joyas de los testimonios, The Review and Herald.

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