VIDA EN ABUNDANCIA (I). La insensatez de la ignorancia

LA INSENSATEZ DE LA IGNORANCIA


La obra que acopaña al mensaje del tercer ángel consiste en explicar las leyes naturales y exhortar a que se abedezcan. La ignorancia no es excusa ahora para la transgresión de la ley. La luz brilla con claridad y nadie necesita quedar ignorante; porque el mismo gran Dios es el instructor de los seres humanos. Todos estamos comprometidos, por el deber más sagrado, a prestar atención a la filosofía sana y a la experiencia genuina que Dios nos está concediendo con respecto a la reforma pro salud. 

El Señor desea que este tema se presente ante el público de tal manera que las mentes de la gente se interesen profundamente en su investigación; porque es imposible que los hombres y mujeres aprecien la verdad sagrada meintras son víctimas del poder de los hábitos pecaminosos que destruyen la salud y debilitan el cerebro.

Los que están dispuestos a aprender acerca de los efectos de la complacencia pecaminosa sobre la salud, y que comienzan una obra de reforma aunque sea por motivos egoístas, al hacerlo pueden colocarse en el lugar donde la verdad de Dios alcanzará los corazones. Y, por otra parte, las personas que han escuchado la presentación de las verdades bíblias, están en una posición en la cual sus conciencias pueden ser despertadas por el tema de la salud. Ven y sienten la necesiad de romper con la tiranía de los hábitos y apetitos que los han gobernado durante tanto tiempo. 

Hay muchos que podrían aceptar las verdades de la Palabra de Dios después de ser convencidos por las evidencias más claras; pero sus deseos carnales, que exigen ser complacidos, les controlan el intelecto a tal punto que rechazan la verdad porque se opone a sus deseos sensuales. Las mentes de muchos se rebajan tanto que le impiden a Dios trabajar en favor de ellos o con ellos. Antes que puedan apreciar las demandas de Dios, la corriente de sus pensamientos debe cambiar y se deben despertar sus sensibilidades morales.

El apóstol Pablo exhorta a la iglesia: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional". (Romanos 12.1)

La complacencia pecaminosa contamina el cuerpo e incapacida a las personas para el culto espiritual. Los que aprecian la luz que Dios les ha dado acerca de las reformas pro sald, poseen una ayuda importante en la obra de ser santificados en la verdad, y de llegar a ser aptos para heredar la inmortalidad. Pero el que desprecia la luz y vive en continua violación de las leyes naturales, debe pagar las consecuencias; sus facultades espirituales se anublan, ¿y cómo podrá perfeccionar su santidad en el temor de Dios?

Los hombres han corrompido el templo del alma, y Dios los llama para que despierten y luchen con todas sus fuerzas para recuperar la virilidad que Dios les ha concedido. Sólo la gracia de Dios puede convencer y convertir el corazoón; los esclavos de las costumbres pueden obtener podr sólo de él para quebrantar las cadenas que los aprisionan.

Es imposible que una persona presente su cuerpo como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, mientras continúa practicando hábitos que lo provan de su fortaleza física, mental y moral. Nuevamente el apóstol instruye :"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta". (Romanos 12.2)

E.G.White, Consejos sobre la salud.

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