6. ALIENTOS DE VIDA ETERNA. Lecciones sobre la fe (1)

ALIENTOS DE VIDA ETERNA

Lecciones sobre la fe (1) 

 “Tampoco en la promesa de Dios dudó con desconfianza: antes fue esforzado en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que todo lo que había prometido, era también poderoso para hacerlo. Por lo cual también le fue atribuido a justicia.” 

Romanos 4:20-22



Sin fe es imposible agradar a Dios. La razón es que “todo lo que no es de fe, es pecado” (Rom. 14:23); y desde luego, el pecado no puede agradar a Dios. Es por eso que, como afirma el Espíritu de Profecía en la primera página de la Review del 18 de octubre de 1898, “La comprensión de lo que la Escritura quiere
decir, cuando nos urge a la necesidad de cultivar la fe, es más esencial que cualquier otro conocimiento a nuestro alcance”.

A fin de comprender lo que la Escritura quiere decir, cuando nos urge a la necesidad de cultivar la fe, es esencial comprender, antes que nada, qué es la fe. De poco serviría urgir a una persona a la necesidad de cultivar la fe, si esta no tuviera previamente una noción inteligente de lo que constituye la fe. Y la triste realidad es que, a pesar de que el Señor lo haya establecido claramente en la Escritura, muchos miembros de iglesia desconocen lo que es la fe. Es posible, no la fe, pero sin conocer lo que es la fe realmente. Es decir, pueden no haber comprendido la idea contenida en la definición.

La fe viene “por la palabra de Dios”. A ella debemos, pues, acudir. Cierto día, un centurión vino a Jesús, y le dijo: “Señor, mi mozo yace en casa paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di la palabra , y mi mozo sanará … Y oyendo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado fe tanta” (Mat. 8:6-10). 

Jesús encuentra aquí cierta cualidad que denomina fe. Cuando comprendemos lo que es, hemos hallado la fe. Entender el hecho es entender la fe. No puede haber ninguna duda al respecto, ya que Jesús es “el autor… de la fe” , y él mismo dijo que lo manifestado por el centurión era “fe”. Efectivamente, una gran fe. ¿Dónde está, pues, la fe? El centurión deseaba la realización de algo. Anhelaba que el Señor lo realizara. Pero cuando el Señor le dijo, “Yo iré” y lo haré, el centurión lo puso a prueba diciendo, “solamente di la palabra ”, y será hecho. Ahora, ¿por medio de qué esperó el centurión que la obra se realizara? SOLAMENTE por la palabra. ¿De qué dependió para la curación de su siervo? SOLAMENTE de la palabra.
 
Y el Señor Jesús afirma que eso es fe. Entonces, mi hermano, ¿Qué es la fe? 

La fe es esperar que la palabra de Dios cumpla lo que dice, y confiar en que esa palabra cumple lo que dice.

A.T. Jones y E.J. Waggoner, Lecciones de fe

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