CONOCIENDO A JESÚS. UN SACRIFICIO VOLUNTARIO
UN SACRIFICIO VOLUNTARIO
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
1 Corintios 6:20.
¡Con qué fervor Cristo realizó la obra de nuestra salvación! En el templo y en la sinagoga, en las calles de las ciudades, en los mercados, en el taller, a la orilla del mar, entre las colinas, él predicó el Evangelio y sanó a los enfermos... Se prestó voluntariamente para sufrir el castigo del transgresor de su ley. Su amor era su única obligación, y sin una queja soportó cada tormento y recibió con regocijo cada ultraje que era parte del plan de salvación.
La de Cristo fue una vida de servicio abnegado, y su vida es nuestro libro de texto. Tenemos que continuar la obra que él comenzó. Al contemplar su vida de trabajo y sacrificio, ¿vacilarán los que profesan su nombre en negarse a sí mismos, tomar su cruz y seguirlo? Él se humilló a sí mismo hasta lo más profundo para que pudiéramos ser levantados a las alturas de la pureza, la santidad y la integridad. Se hizo pobre a fin de poder llenar con la plenitud de sus riquezas nuestras míseras almas. Sufrió la cruz de vergüenza para que pudiera darnos paz, descanso y gozo y hacernos partícipes de las glorias de su trono.
¿No deberíamos devolverle a Dios todo lo que él ha redimido, los afectos que ha purificado y el cuerpo que ha comprado para ser guardados en santificación y santidad? El verdadero cristianismo difunde el amor en el ser entero. Alcanza cada parte vital - el intelecto, el corazón, las manos ayudadoras, los pies - capacitando a los hombres a mantenerse firmemente donde Dios requiere que estén.
Podemos revelar la semejanza de nuestro divino Señor. Podemos conocer la ciencia de la vida espiritual. Podemos glorificar a Dios en nuestros cuerpos y en nuestro espíritu, los cuales son de él.
The Review and Herald, 4 de abril de 1912.
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