VIDA EN ABUNDANCIA (I). Las ciudades recibirán los juicios de Dios
LAS CIUDADES RECIBIRÁN LOS JUICIOS DE DIOS
Se acerca el tiempo cuando las grandes ciudades serán visitadas por los juicios de Dios. Antes de mucho, esas ciudades serán sacudidas con violencia. Cualesquiera que sean las dimensiones y la solidez de los edificios, cualesquiera que sean las precauciones tomadas contra el incendio, di el dedo de Dios toca esas casas, en algunos minutos u horas quedarán reducidas a escombros.
Las impías ciudades de nuestro mundo seránd estruidas. Mediante las catástrofes que ocasionan actualmente la ruina de grandes edificios y barrios enteros, Dios nos muetra lo que acontecerá en toda la tierra.
Se me pide que declare el mensa de que las ciudades llenas de transgresión y pecaminosas en extremo serán destruidas por terremotos, incendios e inundaciones. Todo el mundo será advertido de que existe un Dios que hará notoria su autoridad como Dios. Sus agentes invisibles causarán destrucción, devastación y muerte. Todas las riquezas acumuladas serán como la nada.
Acontecerán calamidades, calamidades de lo más pavorosas, de lo más inesperadas; y estas destrucciones se seguirán la una a la otra. Si se presta atención a las amonestaciones que Dios ha dado, y si las iglesias se arrepienten y regresan a la lealtad, entonces otras ciudades serán perdonadas por un tiempo. Pero si los hombres que han sido engañados continúan en el mismo camino en el cual han estado andando, sin prestar atención a la ley de Dios y presentando las falsedades ante el pueblo, Dios les permite sufrir calamidades, para que sus sentidos sean despertados.
El Señor no desechará repentinamente a los transgresores o destruirá a naciones enteras; sino que castigará a ciudades y lugares donde los hombres se han prestado para ser poseídos por los agentes satánicos. Las ciudades de las naciones serán tratadas con estrictez, y sin embargo, no serán visitadas con la extremas indignación de Dios, porque algunas almas renunciarán a los engaños del enemigo, y se arrepentirán y convertirán, mientras que la masa estará atesorando ira para el día de la ira.
Existen razones por las que ni deberíamos edificar en las ciudades. Sobre ellas
pronto caeran los juicios de Dios.
Falta poco para que las grandes ciudades sean barridas, de manera que todos deben ser amonestados acerca de la inminencia de estas calamidades.
¡Oh, si el puelo de Dios comprendiera la sentencia de destrucción que pende sobre millares de ciudades, entregadas ahora a la idolatría!
E.G.White, (Joyas de los Testimonios; El Evangelismo 24,25 de 1906 y 26, de 1910; Carta 158, 1902; The Review and Herald, 10 de septiembre de 1903)
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