DIOS Y CIENCIA. ¿Cómo empezó la vida? (III) La evolución química y sus problemas (II)

¿CÓMO EMPEZÓ LA VIDA? (III)

La evolución química y sus problemas (II)

  • ¿Dónde estaba la sopa? 

Los evolucioniastas echan mano de cuanta sopa ogánica tibia esté a su alcance. Los organismos son tan complejos que la probabilidad de que se organicen solos es tan sumamente remota que cuanto más sopa se tenga mayor será la probabilidad de que la vida pudiera haber surgido espontáneamente en algún lugar. La sopa que se postula habría sido algo así como un consomé o un caldo. Para aumentar el potencial de formación de proteínas, permitamos que sea igual al volumen de todos los océanos del mundo. El problema es que si tuviéramos una sopa orgánica de tal entidad en la Tierra primitiva durante muchos millones de años, con el fin de que se acumularan las moléculas necesarias, cabría esperar encontrar muchas pruebas de ello en las rocas más viejas de la Tierra. Aunque deberían contener todo tipo de restos de materia orgánica, los investigadores no han enocntrado casi nada de eso. La idea de una sopa primitiva ha sido muy popular, y se presenta a menudo como un hecho. Por ello, tal como señala el biólogo Michael Denton, "percatarse de que no hay en absoluto prueba positiva de su existencia produce una especie de shock."

  • La necesidad del tipo adecuado de moléculas. 

Los experimentos para proucir las primeras moléculas de la vida generan muchas clases adicionales que, en realidad, son inútiles para la vida. Por ejemplo, el experimento de Miller creó muchos mas tipos de aminoácidos que son inservibles para hacer proteínas que los ceinte requeridos para las formas de vida. Sería preciso que, de algún modo, el proceso generador de la vida separara los que son basura antes de que pudiera organizar las primeras proteínas útiles de la vida. Es difícil imaginar cómo una cosa así podría ocurrir por sí misma. Aparte de eso, el tipo de experimentos empleados para duplicar el origen de la vida crea también moléculas tóxicas, como el ácido cianhídrico y el formaldehído.


  • Las moléculas orgánicas no sobrevivirían.

Para poder llegar a la primera forma de vida, es precisa una gran concentración de moléculas orgánicas, en particular las correctas. Sin embargo, las moléculas orgánicas se destruyen fácilmente, especialmente a causa de la luz ultravioleta que se supone que aportó la energía para su formación.

En California Research Corporation, el químico Donald Hull calculó la probabilidad de supervivencia del aminoácido más simple, la glicina, en la Tierra primitiva. Llegó a la conclusion de que el 97% se descompondría en la atmósfera rimitiva antes de llegar al océano, donde el 3% restantes perecería en la propia agua del océano. Los aminácidos más complejos, que son todavía más delicados, habrían tenido aún menos probabilidades de sobrevivir. Por ello, solo cabría esperar concentraciones sumamente diluidas de los tipos apropiados de moléculas orgánicas.

Ariel A. Roth, La ciencia descubre a Dios.

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