VIDA EN ABUNDANCIA (II). Algunos principios del sano vestir
ALGUNOS PRINCIPIOS DEL SANO VESTIR
La biblia nos enseña la modestia en el vestir. "Asimismo, que asistan las mujeres con traje modesto, adornándose con recato y sobriedad" (1 Timoteo 2.9). Este pasaje prohibe la ostentación en el vestir, los colores chillones, los adornos profusos. Todo medio destinado a llamar la atención hacia la persona así vestida, o a despertar la admiración, queda excluido de la modesta indumentaria prescripta por la Palabra de Dios.
Nuestro modo de vestir debe ser de poco vosto; no con "oro, o perlas, o vestidos costosos" (1 Timoteo 2.9). El dinero es un depósito que Dios nos ha confiado. No es nuestro para gastarlo en cosas que halaguen nuestro orgullo o ambición. EN manos de los hijos de Dios el dinero es alimento para los hambrientos y ropa para los densudos. Es defensa para los primidos, recurso de salud para los enfermos y un medio para predicar el Evangelio a los pobres. Se podría dar felicidad a muchos corazones mediante el prudente uso de los recursos que ahora se gastan para la ostentación. Considerad la vida de Cristo. Estudiad su carácter y compartir su abnegación.
En la sociedad llamada cristiana se gasta en joyas y en vestidos inútilmente costosos lo que bastaría para dar de comer a todos los hambrientos y vestir a los desnudos. La moda y la ostentación absroben los recursos con que se podría consolar y aliviar a los pobres y enfermos. Privan al mundo del Evangelio del amor de Cristo.
Pero nuestra indumentaria, si bien modesta y sencilla, debe ser de buena calidad, de colores decentes y apropiada para el uso. Deberíamos escogerla de durabilidad más bien que para la ostentación. Debe proporcionarnos abrigo y protección adecuada. La mujer prudente descripta en los Proverbios "no tendrá temor, porque toda su familia está vestida de ropas dobles" (Proverbios 31.21).
Nuestra ropa debe estar limpia. El desaseo en el vestir es contrario a la salud y, por tanto, perjudicial para el cuerpo y el alma. "¿No sabéis que sois templo de Dios?... Si alguno violare el templo de Dios, Dios destruirá al tal". (1 Corintios 3.16-17).
En todos respectos debemos vestir conforme a la higiene. "Sobre todas las cosas", Dios quiere que tengamos salud tanto en el cuerpo como en el alma. Debemos colaborar con Dios para asegurar esa salud. En ambos sentidos nos beneficia la ropa slaudable.
Esta debe tener la donosura, la belleza y la idoneidad de la sencillez. Cristo nos previno contra el orgullo de la vida, pero no contra su gracia y belleza naturral. Dirige nuestra atención a las flores del campo, a los lirios de tan significativa pureza, y dice: "Ni aun Salomón con toda su gloria fue vestido así como uno de ellos". (Mateo 6.29). Por medio de las cosas de la naturaleza, Cristo nos enseña cuál es la belleza que el cielo aprecia, la gracia modesta, la sencillez, la pureza, la correción que harán nuestro atavío agradable a Dios.
El vestido más hermosos es el que nos manda llevar como adorno del alma. No hay atavío exterior que peuda compararse en valor y en belleza con aquel "espíritu agradable y pacífico" que en su opinión es de "grande estima" (1 Pedro 3.4)
La educación cristiana.
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