ALIENTOS DEL ESPÍRITU DE PROFECÍA. ÍDOLOS

ÍDOLOS



Es Semana Santa y fiesta de la pascua en muchos lugares. Multitudes celebrando un sacrificio que, en resumidas cuentas, desconocen. Concretamente en España las calles se llenan estos días de procesiones; figuras de plastico, metal, madera, oro, plata que son adorados como verdaderos dioses; se hacen esfuerzos por tocar un sólo instante una pizca de esa figura... Se adora a verdaderos ídolos; ¿son creyentes los tales? ¿son creyentes en Dios y a la vez olvidan su palabra?

Salmos 115, versículo 3 en adelante: Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho. Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, más no hablan; tienen ojos, mas no ven; orejas tienen, mas no oyen; tienen narices mas no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; no hablan con su garganta. Semejantes a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos. Los que teméis a Jehová, confiad en Jehová; El es vuestra ayuda y vuestro escudo. Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá. Bendecirá a los que temen a Jehová, a pequeños y a grandes. Aumentará Jehová bendición sobre vosotros; sobre vosotros y sobre vuestros hjos. Benditos vosotros de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. Los cielos son los cielos de Jehová; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres No alabrán los muertos de JAH, ni cuantos descienden al silencio; pero nosotros bendeciremos a JAH desde ahora y para siempre. Aleluya.

Las imágenes talladas de los paganos no son mas que imágenes inanimadas. Es irrazonable que los hombres adoren lo que ellos mismos han hecho con sus manos. Estos ídolos no tienen la facultad de comunicarse con sus adoradores. No pueden enseñarles ni se percatan de las necesidades de quienes les piden favores. Nadie puede elevarse por encima del objeto de su adoración; pero el que adora al Señor es transformado a su imagen, y avanza de gloria en gloria. 

Dios nunca olvida ni aun al más pequeño de sus hijos; por el contrario, recuerda a su pueblo en todo momento y en toda circunstancia. En contraste con los dioses paganos, formados por manos humanas, nuestro Dios es el omnipotente creador, el hacedor de todo. Dios creó la tierra para que fuera la morada del hombre. El espíritu de profecía afirma que "Dios hizo el mundo para agrandar el cielo". "Deseaba tener una familia numerosa" (RH, 26-6-1908). Este mismo planeta será finalmente el hogar de los redimidos. Dios ha prometido que los mansos "heredarán la tierra" (Mateo 5.5).

Pensemos ahora en el día de Jehová Dios, cuando Él Señor Jesús regrese para hacer juicio. El espíritu de profecía menciona que "Al considerar el día de Dios en santa visión, los antiguos profetas exclamaron: "Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso." "Métete en la piedra, escóndete en el polvo, de la presencia espantosa de Jehová y del resplandos de su majestad. La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será ensalzado en aquel día. Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, y sobre todo ensalzado; y será abatido". 

"Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase; y se entrarán en las hendiduras de las rocas y en la cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levantaré para herir la tierra". (Isaías 13.6; 2.10-12; 2.20-21) (El conflicto de los siglos).

Todo el orgullo, la pompa y la gloria de la humanidad y sus ídolos serán nada. Recordemos hoy el verdadero sacrificio que Dios hizo por nosotros, para que tengamos vida eterna, y no para adorar a ídolos, y menos a ídolos inanimados. "Porque de tal manera amó DIos al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino paa que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas." (Juan 3.16-19)

 

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