UN CONFLICTO CÓSMICO REAL. Monumento de la creación.

MONUMENTO DE LA CREACIÓN

"Y fueron acabados los cielos y la tierra, y todo su ornamento." "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera". 

Génesis 2.1; 1.31.



Y había Jehová Dios plantado un huerto en Edén al oriente, y puso allí al hombre que había formado. Génesis 2.8

Todo lo que hizo Dios tenía la perfección de la belleza, y nada que contribuyese a la felicidad de la santa pareja parecía faltar; sin embargo, el Creador les dió todavía otra prueba de su amor, preparándoles especialmente un huerto para que fuese su morada. En este huerto había árboles de toda variedad, muchos de ellos cargados de fragantes y deliciosas frutas. Había hermosas plantas trepadoras, como vides, que presentaban un aspecto agradable y hermoso, con sus ramas inclinadas bajo el peso de tentadora fruta de los más ricos y variados matices. El trabajo de Adán y Eva debía consistir en formar cenadores o albergues con las ramas de las vides, haciendo así su propia morada con árboles vivos cubiertos de follaje y frutos. Había en profusión y prodigalidad fragantes flores de todo matiz. En medio del huerto estaba el árbol de la vida que aventajaba en gloria y espeldor a todos los demás árboles. Sus frutos parecían manzanas de oro y plata, y tenían el poder de perpetuar la vida. 

La creación estaba ahora completa. "Y fueron acabados los cielos y la tierra, y todo su ornamento." "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera". Génesis 2.1; 1.31.

El Edén florecía en la tierra. Adán y Eva tenían libre acceso al árbol de la vida. Ninguna mácula de pecado o sombra de muerte desfiguraba la hermosa creación. "Las estrellas todas del alba alababan, y se regocijaban todos los hijos de Dios". Job 38.7

El gran Jehová había puesto los fundamentos de la tierra; había vestido a todo el mundo con un manto de belleza, y había colmado el mundo de cosas útiles para el hombre; había creado todas las maravillas de la tierra y del mar. La gran obra de la creación fue realizada en seis días. "Y acabó Dios en el día séptimo su obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda su obra que había Dios creado y hecho." Génesis 2.2-3

Dios miró con satisfacción la obra de sus manos. Todo era eprfecto, digno de su divino Autor; y él descanso, no como quien estuviera fatigado, sino satisfecho con los frutos de su sabiduría y bondad y con las manifestaciondes de su gloria.

Después de descansar el séptimo día, Dios lo santificó, es decir, lo escogió y apartó como día de descanso para el hombre. Siguiendo el ejemplo del Creador, el hombre había de reposar durante este sagrado día, para que mientras contemplara los cielos y la tierra, pudiese reflexionar sober la grandiosa obra de creación de Dios; y para que, mientras mirara las evidencias de la sabiduría y bondan de Dios, su corazón se llenase de amor y reverencia hacia su Creador.

Al bendecir el séptimo día en el Edén, Dios estableció un recordativo de su obra creadora. El sábado fue confiado y entregado a Adán, padre y representante de toda la familia humana. Su observancia había de ser un acto de agradecido reconocimiento de parte de todos los que habitasen la tierra, de que Dios era su Creador y su legítimo soberano, de que ellos eran la obra de sus manos y los súbditos de su autoridad. De esa manera la institución del sábado era enteramente conmemorativa, y fue dada para toda la humanidad. No había nada en ella que fuese obsucro o que limitase su observancia a un solo pueblo.

Dios vió que el sábado era esencial para el hombre, aun en el paraiso. Neceistaba dejar a un lado sus propios intereses y actividades durante un día cada siete para poder contemplar más de lleno las obras de Dios y meditar en su poder y bondad. Necesitaba el sábado para que le recordase más vivamente la existencia de Dios, y para que despertase su gratitud hacia él, pues todo lo que disfrutaba y poseía procedía de la mano benéfica del Creador.

Dios quiere que el sábado dirija la mente de los hombres hacia la contemplación de las obras que él creó. La naturaleza habla a sus sentidos, declarándoles que hay un Dios viviente, Creador y supremo Soberano del universo. "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos. El un día emite palabra al otro día, y la una noche a la otra noche declara sabiduría." Salmos 19.1-2

La belleza que cubre la tierra es una demostración del amor de Dios. La podemos contemplar en las colinas eternas, en los corpulentos ábroles, en los capullos que se abren y en las delicadas flores. Todas estas cosas nos hablan de Dios. El sábado, señalando siempre hacia el que lo creó todo, manda a los hombres que abran el gran libro de la anturaleza y escudriñen allí la sabiduría, el poder y el amor Creador.

Patriarcas y Profetas.

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