DIOS Y CIENCIA. El origen de la vida (I) Los microbios (I)

EL ORIGEN DE LA VIDA (I)

LOS MICROBIOS (I)


El origen de la vida me parece tan incomprensible como siempre, objeto de asombro, no de explicación.

 Franklin M. Harold, bioquímico

La mujer estaba a punto de dar a luz a su  bebé, y gritaba. El hospital la había asignado al pabellón número 1 de obstetricia, y ese era precisamente el lugar en el que no quería estar. Rogó que se le permitiera ir al pabellón númer 2. Explicó al Dr. Ignaz Semmelweis que era más probable que las madres murieran en el pabellón número 1 que en el número 2. El comentario preocupó muchísimo a Semmenlweis, que era un joven médico de los que hacían turnos de guardia en el pabellón número 1. ¿Tenía razón la mujer? El médico decidió investigar. Cuando lo hizo, descubrió que la estadística era aterradora. Fijándose en las historiales del hospital, descubrió que en seis años casi dos mil mujeres habían muerto en el pabellón número 1, y que en el número 2 habían fallecido menos de setecientas. Este incidente ocurrió en el Hospital General de Viena, esn Austria, hace siglo y medio, cuando las epidemias de la temida fiebre pauperal hacían estragos. Muy amenudo, unos cuatro días después de dar a luz, la parturienta entraba en un estado febril y casi siempre moría en menos de una semana. La ciencia médica de la época creía que la enfermedad era consecuencia de algún tipo de vapor nocivo que había en el aire, o de problemas relacionados con la leche de la madre. A veces los médicos empleaban el aire libre como medida de control. Nada de esto explicaba por qué el indice de mortalidad en el pabellón número 1 era casi el triple que en el número 2.

El pabellón 1 estaba en manos de médicos que, como parte de su formación e investigación, estudiaban cadáveres. Las comadronas, que no participaban de dicha investigación, trabajaban en el pabellón número 2. ¿Podría esto tener algo que ver con las tremendas diferencias en el índice de mortalidad? Se produce un avance en la investigación cuando uno de los colegas de Semmelweis se cortó mientras realizaba una autopsia. Al cuarto día le subió la fiebre y murió poco después. Un estudio de su autopsia detectó el mismo tipo de afecciones que los que se habían identificado en las mujeres que habían sucumbido a la fiebre puerperal, ¡pero se suponía que era una enfermedad de mujeres! ¿Podría ser que, al cortarse, el colega hubiese entrado demasiado en contacto con el cuerpo de alguien que había fallecido de la temida enfermedad? Semmelweis introdujo procedimientos estrictos, que incluían el uso de cloro para limpiarse las manos con el fin de prevenir la transferencia de lo que llamó "veneno cadavérico" desde los cuerpos de los fallecidos hasta los pacientes del pabellón número 1. Los resultados fueron espectaculares: el índice de mortalidad cayó en picado del 12 a aproximadamente el 1%. Lo que había causado tantas muertes era lo que los médicos realizaban autopsias en las fallecidas por fiebre puerperal y luego, sin lavarse las manos asistían a las madres en el parto, transmitiendo así la fatal enfermedad.

Podríamos pensar que la opinión pública habría aclamado el éxito de Semmelweis como un gran vance, pero, desgraciadamente, a menudo la humanidad no es consecuente a hora de extraer consecuencias. Aunque hubo quien aceptó las conclusiones de Semmelweis, el estamento médico no lo hizo. Los celos estaban al acecho en el hospital, y admitir que los méidocs podrían haber provocado tantas muertes era algo que costaba mucho afrondar. Aparte de ello, los hospitales que no realizaban autopsias seguían teniendo índices de mortalidad de hasta el 26%. Hubo muchos que ridiculizaron la idea de lavarse las manos con cloro. El superior que Semmelweis tenía en Viena no le renovó el contrato. Sus muchas solicitudes de empleo solo llevaron a que le ofrecieran un puesto inferior al que había tenido. Desanimado y abatido, Semmelweis abdanonó discretamente Viena y volvió a su Hungría natal sin tan siquiera ponerse en contacto con sus amigos. 

Ariel A. Roth, La ciencia descubre a Dios.

Os dejo aquí adjuntado otro video más de los seminarios de Claude Goddard: DISEÑO INTELIGENTE. Podéis encontrar más también en YouTube en el canal Evidencias de la Creación o en su página web.

Comentarios

Entradas populares