VIDA EN ABUNDANCIA (II)
LA SALUD Y LA EFICIENCIA.
EL EXCESO DE ESTUDIO
- LA SALUD Y LA EFICIENCIA
La salud es una bendición inestimable, que está más intimamente relacionada con la conciencia y la religión de lo que muchos se dan cuenta. Tiene mucho que ver con la capacidad de uno para servir, y debe ser guardada en forma tan sagrada como el carácter; porque cuanto más perfecta sea la salud, tanto más perfectos serán nuestrso esfuerzos para hacer progresar la causa de Dios y beneficiar a la humanidad.
Hay, en nuestras escuelas, una obra importante que hacer en la enseñanza a los jóvenes de los principios de la reforma pro salud. Los maestros deben ejercer una influencia reformadora en el comer, el beber y el vestir, y deben estimular a sus estudiantes a practicar abnegación y dominio propio. Debe enseñárseles que todas las facultades son de Dios, y que él tiene derecho sobre cada una de ellas; y que al abusar de su salud de cualquier manera que sea, desprecian una de las bendiciones más selectas de Dios. El señor les da salud para que la usen en su servicio, y cuanto mayor sea su fuerza física, y más intenso su poder de resistencia, tanto más pueden hacer para el Maestro. En ves de abusar de sus facultades físicas o recargarlas, deben custodiarlas celosamente para su uso.
La juventud es el tiempo en que se ha de acumular conocimiento para los ramos que puedan ponerse en práctica diaria durante toda la vida. La juventud es el tiempo en que se han de adquirir buenos hábitos, corregir los que son malos, adquirir y retener el dominio propio, acostumbrarse a ordenar los actos de la vida en armonía con la voluntad de Dios y el bienestar de los semejantes. La juventud es el tiempo de siembra que determina la cosecha de esta vida y de la vida después de la tumba. Los hábitos formados en la infancia y la juventud, los gustos adquiridos, el dominio propio alcanzado, habrán de determinar casi seguramente el futuro del hombre o el de la mujer.
La importancia de cuidar de la salud se ha de enseñar como requerimiento bíblico. La obediencia perfecta a las órdenes de Dios exige conformidad a las leyes del ser. La ciencia de la educación incluye un conocimiento tan completo de la fisiología como se pueda obtener. Nadie puede comprender debidamente sus obligaciones hacia Dios, a menos que comprenda claramente sus obligaciones para consigo mismo como propiedad de Dios. El que permanece en ignorancia pecaminosa de las leyes de la salud y de la vida, o que viola coluntariamente estas leyes, peca contra Dios.
- EL EXCESO DE ESTUDIO
El tiempo dedicado al ejercicio físico no está perdido. El alumno que estudia constantemente sus libros, y hace poco ejercicio al aire libre, se perjudica a sí mismo. Un ejercicio equilibrado de los diversos órganos y facultades del cuerpo, es esencial para el mejor funcionamiento de los mismos. Hay pérdida de fuerza física y emntal cuando el cerebro está constantemente recargado mientras los otros órganos quedan inactivos. Las facultades físicas quedan privadas de su tono sano, la mente pierde su frescura y vigor, y el resultado es una excitación mórbida.
Al fin de que los hombres y mujeres tengan mentes bien equilibradas, todas las facultades del ser deben ser puestas en uso y desarrolladas. Hay en este mundo, muchas personas más desarrolladas en un sentido que en otro, porque un conjunto de facultades ha sido cultivado, mientras que el otro se ha atrofiado por la inacción. La educación de muchos jóvenes fracasa porque estudian demasiado, mientras descuidan lo que pertenece a la vida práctica. Para que el equilibrio de la mente pueda conservarse, debe combinarse un juicioso sistema de trabajo físico con trabajo mental, a fin de que haya desarrollo armonioso de todas las facultades.
Los estudiantes que deben tener algún trabajo manual que hacer, y nos les perjudicara si al hacerlo llegan a cansarse. ¿No os parece que Cristo se cansaba? A la verdad que sí. El cansancio no perjudica a nadie. Tan sólo hace más dulce el descanso. No puede repetirse demasiado la lección de que la educación será de poco valor sin fuerza física con que usarla. Cuando los alumnos dejen el colegio debieran tener mejor salud y mejor comprensión de las leyes de la vida, que cuando entraron en él.
Al alumno que desea realizar en un año el trabajo de dos años, no se le debe permitir salir con la suya. Pretender realizar un doble trabajo significa, para muchos, recargar el ejercicio físico. No es razonable suponer que la mente asimilar y descuidar el ejercicio físico. No es razonable suponer que la mente puede asimilar una provisión excesiva de alimento mental, y recargar la mente es un pecado tan grande como recargar los órganos digestivos.
A los que desean hacerse eficientes obreros en la causa de Dios, quiero decirles: Si imponéis una cantidad indebida de trabajo al cerebro, pensando que perderéis terreno a menos que estudiéis todo el tiempo, debéis cambiar vuestras opiniones y vuestra conducta. A menos que se tenga cuidado al repecto, muchos pasarán prematuramente a la tumba.
Al regular las horas de sueño, no deben dejarse las cosas libradas al azar. Los estudiantes no deben adquirir el hábito de estudiar a media noche, y dedicar las horas del día para dormir. Si se han acostumbrado a hacer esto en casa, deben corregirse yendo a la cama a una hora razonable. Se levantarán entoncs por la mañana, refrigerados para los deberes del día. En nuestros colegios, las luces deben apagarse a las nueve y media.
La educación cristiana.
Comentarios
Publicar un comentario