DESCUBRIENDO LA BIBLIA. 2 LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE. La fe (III)
2. LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE
2.3 LA FE (III)
De
una manera general, fe es la adhesión de nuestra inteligencia, confianza
y obediencia a la palabra de alguien. La fe sobrenatural es un don
divino que inspira la adhesión de nuestra inteligencia, confianza y
obediencia a la Palabra de Dios.
- ¿Cuál es la parte de la Palabra de Dios en el desarrollo de la fe?
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10.17
Este versículo contiene una afirmación importante en cuanto a la naturaleza y el origen de la verdadera fe. La fe genuina no es una confianza ciega que se debe poner en acción cuando falta la evidencia adecuada. Fe es nuestra convicción en cuanto a cosas que no podemos ver, y esta convicción debe estar fundada en el conocimiento, un conocimiento basado en la Palabra de Dios, el mensaje en cuanto a Cristo. Como medio para desarrollar una fe transformadora y permanente, no hay sustituto para el estudio regular y ferviente de la Biblia.
- ¿Cuál es la parte de la oración?
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. Marcos 9.23-24
Para que la oración sea contestada se requiere fe, "porque sin fe es imposible agradar a Dios". Debiéra ser nuestra petición en oración: "Auméntanos la fe". Y veremos lo imposible.
- ¿Para qué necesitamos ejercer la fe?
- Para la certeza del perdón: "Justificados, pues, por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo." Romanos 5.1 La necesidad de justificación no puede alcanzarse en forma legalista por emdio de obras de obediencia; Dios ha hecho todo lo necesario para cubrir la necesidad del hombre. Como un dos gratuito de su gracia, Dios ofrece a todos perdón completo y reconciliación mediante la fe de Jesucristo, quien ha vivido, muerto y resucitado para la redención del hombre caído.
- Para una vida en unión con Cristo: "Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios." Efesios 3. 17-19. La fe abre plenamente el corazón a Cristo. Fe es la confianza total en Dios y en sus promesas, es un principio que continuamente sustenta la vida del hombre.
- Para vencer al pecado. "Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno." Efesios 6.16 Esta fe es activa como el escudo que se interpone para incerpectar los dardos encendidos. También es pasiva, pues confía en la liberación que viene de Dios. Ante el impacto de la tentación, cualquiera que sea, la fe es la que nos restaura la confianza y nos capacita para continuar en la batalla. "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe." 1 Juan 5.4
- Para convivencia con el prójimo. "Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor." Gálatas 5.6 Las obras que acompañan a la fe genuina son inspiradas debido al sentimiento de aprecio por el don de la gracia divina, por el amor a Dios y a nuestros prójimos.
- Para trabajar en la iglesia: "Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: creí, por lo cual hablé, nosotroa también creemos, por lo cual también hablamos." 2 Corintios 4.13 Las vidas de todos los grandes hombres y mujeres de la Biblia refulgen con este espíritu de triunfo, con esta disposición de ánimo alegre y radiante expresan gozosa y gratitud a Dios aun en medio de pérdidas y persecuciones. Las vidas de todos los cristianos que han sentido el amor de Dios se vuleven gozosamente expresivas de ese amor y poder. Es natural y fácil que la lengua exprese lo que conoce la mente y siente el corazón. El que habla lo que no cree, es un hipocrisa; y el que no da a conocer lo que cree, es un cobarde.
- Para hacer grandes cosas por Dios. "Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible." Mateo 17.20 Aquí Cristo habla en forma figurada de los grandes obstáculos con los cuales deben enfrentarse sus discípulos cuando cumplen la misión envangélica. Es indudable que Jesús no tenía el propósito de que sus discípulos anduvieran de aquí para allá moviendo montes literales. Sin embargo, prometió que ninguna dificultad, no importa cuan grande pudiera parecer, sería capaz de impedir el cumplimiento de su divino propósito de salvar a los pecadores.
- Para soportar el sufrimiento:"sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas." 1 Pedro 1.5-9
- Para saber que Dios dirige nuestra vida: " Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." Romanos 8.28 Dios aprovecha las circunstancias para obrar u operar para bien de quienes le aman. Las dificultades y desengaños de esta vida hacen que perdamos el apego a este mundo y nos impulsan a mirar al cielo como nuestro hogar. Nos enseñan la verdad en cuanto a nuestra condición frágil y perecedera, y hacen que dependamos de Dios para recibir apoyo y salvación. También desarrollan en nosotros un espíritu más humilde y sumiso, una disposición más paciente y tierna.
Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo, y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mateo 14.30-31)
Nunca necesitamos temer mientras mantengamos los ojos en Cristo y confiemos
en su gracia y poder. Pero cuando nos miramos a nosotros mismos, a los que nos rodean, y a las dificultades que nos circundan, tenemos sobrada razón de tener miedo. Con amor, Jesús primero salvó a Pedro y luego lo reprendió por su falta de confianza. No censuró a Pedro por haber intentado andar sobre las olas, sino por abandonar la fe. Al parecer Pedro comprendió y apreció la lección que Jesús deseaba que aprendiera de este caso, pero si le hubiera aprendido plenamente, no habría fracasado, alrededor de un año más tarde, ante la gran prueba que debió enfrentar.
en su gracia y poder. Pero cuando nos miramos a nosotros mismos, a los que nos rodean, y a las dificultades que nos circundan, tenemos sobrada razón de tener miedo. Con amor, Jesús primero salvó a Pedro y luego lo reprendió por su falta de confianza. No censuró a Pedro por haber intentado andar sobre las olas, sino por abandonar la fe. Al parecer Pedro comprendió y apreció la lección que Jesús deseaba que aprendiera de este caso, pero si le hubiera aprendido plenamente, no habría fracasado, alrededor de un año más tarde, ante la gran prueba que debió enfrentar.
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