DIOS Y CIENCIA. ¿CÓMO EMPEZÓ LA VIDA? (III) La evolución química y sus problemas (VII)

¿CÓMO EMPEZÓ LA VIDA? (III)

La evolución química y sus problemas (VII)


  • ¿Cómo se formaron las células?
Hay un abismo increíblemente grande que se abre entre las desorganizadas moléculas simples del muy aclamado experimento de Miller y la estructura intrincada de una célula viva, incluyendo la multitud de sistemas operativos controlados de esta última. Como señala el filósofo Michael Ruse, "si hay una fea laguna en nuestro conocimiento, ¡la mejor línea de acción es decir la nada y decirla con firmeza!"
 
Michael Ruse
Los diminutos microbios de los que venimos hablando representan organismos que son más simples que las células de la matoría de los seres vivos con los que estamos familiarizados. Las células de los distintos organismos, desde las amebas hasta los seres humanos, y desde los musgos hasta las gigantescas secuoyas, tienden a ser mayores, y solo se requerirían aproximadamente cien de tales células colocadas lado con lado para rellenar un milímetro. Estas células mayores tienen un núcleo central que alberga la mayor parte del ADN, y están configuradas en todo tipo de variedades que van desde células glandulares hasta células nerviosas. Debemos dar cuenta también de estos tipos de célula en la cuestión global del origen de la vida.
Hemos hablado de proteínas, del ADN, del ARN, de las enzimas, etcétera, pero ante nosotros no tenemos ni un microbio diminuto hasta que dispongamos de algo que rodee estas moléculas especiales, facilitando con ello su acción mutua y su control. La membrana celular realiza esta función vital. Estamos descubriendo que las membranas celulares son sumamente complejas. Incluyen partes especiales que controlan y "bombean" lo que entra en la célula y lo que sale de ella. ¿Cómo desarrolló su membrana la primera célula viva?
Los evolucionistas químicos han sugerido que las agregaciones de macromoléculas orgánicas o hasta de aminoácidos podrían haber formado masas esféricas que dieran como resultado las primeras células. Tales esferas no tendrían membrana celular funcional, ni organización interna, ni ninguna de las otras características especiales para la vida. Refiriéndose a esto, William Day, quien aún defiende algún tipo de evolución biológica, comenta: "Independientemente de cómo se mire, esto son bobadas científicas". Aparte de lo anterior, la vida no es simplemente un montón de productos químicos metidos en una bolsa. No tardarían en alcanzar lo que denominamos equilibrio químicos, y en el equilibrio se está muerto. Una célula así no efectuaría los cambios metabólicos de los seres vivos. Tal como señala el bioquímicao George Javor, para tener vida es preciso contar con una multitud de rutas metabólicas interdependientes en marcha y funcionando. Podemos contar con todos los productos químicos necesarios, como los que podrían encontrarse en una sopa de pollo, pero la vida no surge espontáneamente ahí. 
 
Rutas metabólicas
Encontramos todo tipo de estructuras especializadas en las células. Incluyen: los centriolos, que contribuyen a la división celular; las mitocondrias, que suministran energía; el retículo endoplasmatico, donde los ribosomas fabrican moléculas de proteínas; el aparato de Golgi, que recoge los productos sintetizados; los lisosomas, que digieren productos celulares; filamentos, que protegen la estructura de la célula; y los microtúbulos, que, junto con moléculas especiales, mueven partes de la célula a donde se necesitan. Y esto es solo el inicio de lo que estamos descubriendo que es un mundo pequeño e intrincado.
Fred Hoyle
¿Cuál es la probabilidad de que una célula pudiese haber aparecido simplemente por casualidad? Algunos investigadores han abordado la cuestión, y la posibilidad es sumamente remota. Sir Fred Hoyle calculó que la probabilidad de obtener a la vez dos mil enximas (moléculas proteínicas) necesarias para dar inicio a la vida es de 1 entre 10. Es difícil concebir la pequeñez de tal posibilidad. ¡Solo escribir in extenso los cuarenta mil ceros de esta improbabilidad usando los números habituales requeriría más de trece páginas de ceros! Sería una lectura muy aburrida. Recordemos que cada cero que se añada multiplica la improbabilidad diez veces. Resulta que Hoyle fue muy optimista. Empleando la termodinámica (las relaciones energéticas de los átomos y las moléculas), el físico y químico Harold J. Morowitz, partidario del origen evolutivo de la vida, calcula que la probabilidad de que un microbio diminuto (Mycoplasma) apareciese espontáneamente es de 1 entre 10.
Chandra Wickramasinghe
El cosmólogo Chandra Wickramasinghe, que defiende un origen extraterrestre de la vida, es más gráfico al descibir el dilema: "La contingencia de que la via se diera sin más en la tierra es aproximadamente igual de improbable a que un tifón pasase por una chatarrería y construyese un Boeing 747."
Ariel A. Roth, La ciencia descubre a Dios

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