DESCUBRIENDO NUESTRA HISTORIA. El fuerte pregón viene de forma inesperada
DESCUBRIENDO NUESTRA HISTORIA
Historia de un siglo de confrontación entre Dios y su pueblo (10)
EL FUERTE PREGÓN VIENE DE FORMA INESPERADA
"Estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, que vivimos en estos tiempos finales."
1 Corintios 10.11
Décadas antes de 1888, la iglesia y su liderazgo esperaban ya ansiosamente los "tiempos del refrigerio" (Hechos 3.19), el derramamiento de la tan anhelada lluvia tardía. Esa era hace un siglo una expectación acariciada entre nosotros, tanto como lo fue la venida del Mesías para los judíos del tiempo de Juan Bautista.
Sin embargo pocos parecían comprender que la lluvia tardía y el fuerte pregón sería primariamente una comprensión más clara del evangelio. Se esperaba que el fuerte pregón consistiera en más "ruido", y nos tomó por sorpresa que consistiera en más "luz".
Esperábamos que la tierra resultara sacudida por algún mensaje atronador: "¡Preparaos, de lo contrario...!" No estábamos preparados para el silbo apacible de una revelación de la gracia, como verdadera motivación en el mensaje del tercer ángel. El esperado poder sobrenatural ha de venir en consecuencia de nuestra aceptación de aquella mayor luz del evangelio, luz que va a alumbrar la tierra con la gloria del Señor.
Los dirigentes judíos corrían grave peligro de rechazar a su Mesías cuando viniese "súbitamente". Los dirigentes responsables de nuestra iglesia tenían igual peligro de despreciar el comieno del fuerte pregón. Ya en 1882 E. White había advertido que algún día podrían llegar a ser incapaces de reconocer al verdadero Espíritu Santo:
"Muchos de vosotros no podéis discernir la obra y presencia de Dios... Hay entre nosotros hombres en puestos de responsabilidad que sostienen que... una fe como la de Pablo, Pedro o Juan está... pasada de moda y es inadecuada para nuestros tiempos. Se la tacha de absurda, mística e indigna de una mente inteligente" (Testimonies, vol.V, p 74 y 79)
Prevalecía un falso optimismo ("sé que muchos tienen una opinión demasiado favorable del tiempo actual"), y "en el poderoso zarandeo que pronto va a tener lugar" esos obreros dirigentes podrían fácilmente no estar a la altura requerida por el tiempo de crisis.
"Quienes han confiado en el intelecto, genio o talneto, no podrán entonces permanecer a la cabeza de la formación. No avanzaron al ritmo de la luz. A quienes han demostrado ser infieles no se les confiará entonces el cuidado del rebaño. EN la última y solemne obra habrá pocos grandes hombres implicados" (Testimonies, vol. V, p.80)
E. White anticipó un tiempo en que el Señor tomaría las riendas en sus propias manos y suscitará agentes humanos en quienes poder confiar:
"Cuando haya entre nosotros hombres tan consagrados como Elías, que posean la fe que el ejercitó, veremos que Dios se revelará a nosotros tal como se manifestó a los santos hombres de antaño. Cuando tengamos hombres que, aunque reconociendo sus deficiencias, intercedan ante Dios con fe ferviente como la de Jacob, veremos los mismos resultados" (Testimonies, vol. IV, p. 402)
El presidente de la Asociación General de 1885 fue advertido de forma específica en estos términos:
"A menos que los que pueden ayudar en ---- despierten y comprendan cuál es su deber, no reconocerán la obra de Dios cuando se oiga el fuerte clamor del tercer ángel. Cuando resplandezca la luz paa alumbrar la tierra, en lugar de venir en ayuda del Señor desearán frenar la obra para que se conforme a sus propias ideas estrechas. Permítame decirle que el Señor actuará en esa etapa final de la obra en una forma muy diferente a la acostumbrada, contraria a todos los planes humanos... Los obreros se sorprenderán por los medios sencillos que utilizará para realizar y perfeccionar su obra en justicia" (1 de octubre 1885; Testimonios para los ministros, p.300)
Esa carta fue dirigida a G.I. Butler y a S.N. Haskell. Éste último dio oido a la advertencia y fue uno de los poco que tuvieron discernimiento para reconocer tres aós después que estaba sucediendo ante nuestros ojos algo misterioso. Pero tal no fue el caso de Butler y muchos otros. En 1888 el Señor se vería obligado a pasar por alto a pastores experimentados, y emplear en su lugar agentes más jóvenes y de menor renombre:
"El Señor obra a menudo donde menos lo esperamos, nos sorprende al revelar su poder mediante instrumentos de su propia elección, mientras pasa ppor alto a los hombres por cuyo intermedio esperábamos que vendría la luz... Muchos rechazan precisamente los mensajes que Dios envía a su pueblo si esos hermanos prominentes no los aceptan... Aún cuando todos nuestros hombres prominentes rechacen la luz y la verdad, esa puerta permanecerá aún abierta. El Señor suscitará a hombres que den a nuestro pueblo el mensaje para este tiempo" (Gopel Workers, p.126, antigua edición).
En 1882 se nos dijo de nuevo:
"El genuino carácter cristiano puede resplandecer en su pureza bajo una apriencia exterior ruda y poco atractiva... Elías hizo que Eliseo dejase el arado y le lanzó el manto de consagración. El llamado para esa gran obra solemne se presentó a hombres con posición y conocimientos; si éstos hubieran reconocido su pequeñez y hubiesen confiado plenamente en el Seór, él los habría honrado como portadores de su estandarte hacia la victoria triunfal...Dios realizará una obra en nuestros días que muy pocos pueden anticipar. Suscitará y exaltará entre nosotros a quienes son isntruidos por la unción de su Espíritu, más bien que por la formación externa en instituciones científicas" (Testimonios, vol. V, p.80 y 81).
Aquellos testimonios de 1882 revelan una inspirada premonición. ¡Es como si esa pluma escribiera anticipadamente la historia de 1888!
Robert J. Wieland y Donald K. Short, 1888 Reexaminado
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