VIDA EN ABUNDANCIA. ¿Qué haré para tener la vida eterna?

¿QUÉ HARÉ PARA TENER LA VIDA ETERNA?


Satanás se acerca al hombre, como se acercó a Cristo, con sus tentaciones abrumadoras a compalcer el apetito. Bien concoe su poder para vencer el hombre en este punto. Venció a Adán y a Eva en el Edén en el apetito, y ellos perdieron su hogar bendito. ¡Qué cumulo de miserias y crímenes han llenado nuestro mundo a consecuencia de la caída de Adán! Ciudades enteras han sido raídas de la faz de la tierra a causa de los degradantes crímenes y de la repugnante iniquidad que hacía de ellas una mancha en el universo. La complacenca del apetito era el origen de todos su pecados. 

Mediante el apetito, Satanás dominó la mente y el ser. Miles que podrían haber vivido, han bajado prematuramente a la tumba, como desechos fíciso, mentales y mroales. Tenían buenas facultades, pero lo sacrificaron todo a la complacencia del apetito que los llevó a aflojar las riendas, quedando a merced de la concupiscencia.

Satanás se regocija al ver cómo la familia humana se hunde cada vez más en el sufrimiento y la miseria. Sabe que las personas que tienen malos hábitos y cuerpos malsanos no pueden servir a Dios con tanto fervor, perseverancia y pureza como si estuvieran sanas. Un cuerpo enfermo afecta el cerebro. Con la mente servimos al Señor. Satanás triunfa en al funesta obra que realiza haciendo que la familia humana se complazca en hábitos que hacen que sus miembros se destruyan a sí mismos y unos a otros. Por este medio despoja a Dios del servicio que le es debido. 

La complacencia del apetito es la causa más importante de la debilidad física y mental y es el cimiento de la flaqueza que se nota por doquiera.

Nuestra salud física es conservada por lo que comemos; si nuestros apetitos no están bajo el control de una mente santificada, si no somos temperantes en todo lo que comemos y ebebmos, no estaremos en un estado mental y físico sano para estudiar la Palabra con el propósito de aprender lo que dicen las Escrituras: ¿Qué haré para tener la vida eterna? Todo hábito malsando producirá una condición malsana en el sistema, y la delicada y viviente maquinaria humana del estómago resultará perjudicada, y no podrá realizar su trabajo debidamente. El régimen alimenticio tiene mucho que ver con la disposición de entrar en la tentación y cometer pecado.

La temperancia

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