4. EL MENSAJE DEL TERCER ÁNGEL. El testimonio de Elena White (2)
EL MENSAJE DEL TERCER ÁNGEL
EL TESTIMONIO DE ELENA WHITE (2)
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El concepto correcto del perdón, o la justificación por la fe, abarca la obra del Espíritu sobre el corazón que da inicio a la vida eterna.
Como ya ha sido mencionado anteriormente, Elena de White usa el término "imputada", a lo menos en algunos casos, para referirse al significado completo y abarcante de la justificación por la fe. He aquí unos ejemplos:
"Al recibir su justicia imputada, por el poder transformador del Espíritu Santo, llegamos a ser como Él. La imagen de Cristo se atesora, y cauta todo el ser". SDA Bible Comentary, Vol. 6, p. 1098.
"Somos pecadores por nosotros mismos, pero somos justos en Cristo. Habiéndonos hecho justos por medio de la justicia imputada de Cristo, Dios nos declara justos y nos trata como a tales. Nos contempla como a sus hijos amados. Cristo obra contra el poder del pecado, y donde abundó el pecado, sobreabunda la gracia. 'Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo...' (Romanos 5.1.)" Mensajes Selectos, Tomo 1, p.461-462.
Estos párrafos dan clara evidencia de que Elena de White usa la palabra "imputada" en forma intercambiable con el término "justificación por la fe", y en plena armonía con la declaración ya vista que "Ser perdonados como Cristo perdona, significa no solamente ser perdonados, pero también renovados en el espíritu de nuestra mente." Review and Herlad, 19 de agosto de 1890.
Dieciocho meses más tarde de 1888, salió un artículo en la Review and Herald de 27 de mayor de 1890 trayendo una reprimenda bien seria y una amonestación a aquellos que se estaban apartando de la luz del mensaje de 1888; y por estar criticando a los hombres (Waggoner y Jones). Y éste contiene una declaración muy importante en relación al significado más amplio de la justificació por la fe:
"Debiera haber escudriñamiento profundo de las Escrituras para que los ministros de Dios puedan declarar todo el consejo de Dios. Apenas se comprende la relación de Cristo con la ley. Algunos predican la ley, y sienten que sus hermanos no están cumpliendo con todo su deber si no presentan el asunto de la misma manera como ellos lo hacen. Estos hermanos tratan de evadir la presentación de la justificación por al fe, pero tan pronto como se descubra la verdadera posición de Cristo en relación con la ley, el concepto erróneo que ha persistido sobre este importante asunto desaparecerá." Review and Herald 27 de mayo de 1890.
Algunos de estos ministros estaban predicando la ley, pero no comprendían todo el consejo de Dios sobre la justicia impartida de Cristo y su relación a el guardar la ley, se quitaba su falsa interpretación. Estos predicadores de justificación por la fe de 1888 predicaban la ley, pero la predicaban en la justificación por la fe, dentro del marco de la justicia imputada y la justicia impartida. Esto ya fue demostrado en el capítulo anterior (Ver EL MENSAJE DEL TERCER ÁNGEL: Un mensaje de parte de Dios).
Y esto despierta una inquietud en cada uno de nosotros: ¿Hemos aceptado todo el consejo de Dios sobre la justificación por la fe? Si no, tenemos un concepto errado de ello, según las mismas palabras de Elena de White, otra cita que presenta todo el consejo de Dios sobre justificación por la fe se encuentra en el libro El Discurso Maestro de Jesucristo, p. 97:
"Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen... El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del perdón cuando oró 'Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí'. Salmo 51.10"
El perdón tiene un significado más abarcante, como ya hemos visto, la redención del pecado por la efusión del amor redentor. Esto es la justicia impartida o amor, que se ha derramado en el corazón por el Espíritu Santo.
Romanos 5.5: "Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado"
Low Scarbrought. Árboles de Justicia. El Mensaje de 1888
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