3. EL LLAMADO DEL TESTIGO FIEL. ¡Ni una sola expresión de encomio por parte de Jesús! Cuando podamos ver nuestra "desnudez", habremos recobrado el discernimiento.
EL LLAMADO DEL TESTIGO FIEL
¡Ni una sola expresión de encomio (alabanza), por parte de Jesús!
Cuando podamos ver nuestra "desnudez", habremos recobrado el discernimiento
Photo by Harry Quan on Unsplash
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El tercer punto que Jesús presenta es, "Unge tus ojos con colirio, para que veas" (vers. 18). El Señor nos amonesta a ungir nuestros ojos con el colirio que Él ofrece. Una vez ‘comprados’ el "oro" y las "vestiduras blancas", nuestra visión se hará diáfana. Comenzaremos a vernos de la manera en que nos ve el universo expectante, y de la forma en que nos ven almas atentas y reflexivas (de entre aquellas que decimos que están aún en "Babilonia"). La situación sobrepasa con mucho lo que se refiere meramente a individuos.
Lo que está en juego es la imagen de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, frente a la historia actual del mundo. Nuestro divino llamado nos obliga a tener un impacto mucho mayor del que gozamos en el pensar del mundo. En el futuro, nuestra nota distintiva no consistirá en la cantidad de nuestras "obras" de caridad, en las que siempre seremos superados por otros. Tendrá relación con el contenido en Buenas Nuevas de nuestro mensaje. Será una presentación singular, distinta, de la justicia por la fe –un mensaje que va mucho más allá que el mensaje del mismo nombre, propio de las iglesias populares. Una vez hayamos aprendido a "ver", discerniremos claramente los contrastes entre lo que habíamos asumido que era la justificación por la fe, y lo que es auténticamente el "mensaje del tercer ángel en verdad", lo que E. White relacionó con el mensaje del fuerte clamor.
Cristo nos proporciona ahora la única orden directa en su mensaje: "Yo reprendo y castigo a todos los que amo: sé pues celoso, y arrepiéntete" (vers. 19). Nuestra naturaleza pecaminosa retrocede casi instintivamente ante un amor tal –el amor que castiga. Por lo tanto, no nos debe sorprender que el solemne llamamiento al arrepentimiento que hace Jesús, encuentre resentimiento por parte de aquellos a quien ama, y resistencia por parte de aquellos que no aman la verdad.
Pero Él nos asegura que nos ama con esa clase de amor íntimo, familiar (philo) que justifica el reproche y el castigo, y que hace posible nuestra rehabilitación. El ministerio de toda una vida de E. White es un vivo ejemplo. ¡El Espíritu de Profecía no nos ha adulado jamás!, como tampoco el ‘testimonio de Jesús’, su autor.
Hay sobrada razón para escudriñar más a fondo el significado de esa invitación del Testigo Fiel: "Arrepiéntete".
Robert J. Wieland Sé pues celoso y arrepiéntete, pueblo mío.
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