Alientos al corazón. Fortaleza para la lucha (I)
FORTALEZA PARA LA LUCHA (I)
"Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado"
Isaías 50.7
Usted ha sido comprada por un precio infinito y no se pertenece. Su alma, su cuerpo y su espíritu pertenecen a Jesucristo y, con toda humildad, pero con firmeza y decisión, debiera decir: "Pertenezco al Señor. Lo serviré con todo mi corazón, mi mente, y mis fuerzas".
No se desanime si encuentra oposición. Por ahora puede resultar placentero dejarse llevar por la corriente porque es fácil descender de la justicia y la santidad a las tinieblas y la transgresión, mientras quien trata de alcanzar las playas eternas tiene que combatir contra viento y marea. El mundo respeta, estima y admira la fe y la religión que no manifiestan un espíritu agresivo ni despliegan una actividad heroica, sino que, por el contrario, se han contaminado con las corrientes mundanas.
La burla que procede de los que desprecian la verdad de Dios, es un cumplido para la integridad cristiana. Si perteneciera al mundo, podría gozar de sus sonrisas, su alabanza y su aplauso. Si Jesucristo, la esperanza de gloria, mora en usted, su espiritualidad rechazará el orgullo y las extravagancias del mundo...
E.G. White, carta 4ª del 8 de febrero de 1880, dirigida a la Hermana Brigs.
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