CONOCIENDO A JESÚS: EL AMOR DE DIOS
EL AMOR DE DIOS
Dios hizo al hombre perfectamente santo y feliz; y la hermosa tierra no tenía, al salir de la mano del Creador, mancha de decadencia, ni sombra de maldición. La transgresión de la ley de Dios, de la ley de amor, fue lo que trajo consigo dolor y muerte. Sin embargo, en medio del sufrimiento resultante del pecado se manifiesta el amor de Dios.
Está escrito que Dios maldijo la tierra por causa del hombre. Los cardos y espinas, las dificultades y pruebas que colman su vida de afán y cuidado, le fueron asignados para su bien, como parte de la preparación necesaria, según el plan de Dios, para levantarle de la ruina y degradación que el pecado había causado. El mundo, aunque caído, no es todo tristeza y miseria. En la naturalea misma hay mensajes de esperanza y consuelo. Hay flores en los cardos, y las espinas están cubiertas de rosas.
"Dios es amor" está escrito en cada capullo de flor que se abre, en cada tallo de la naciente hierba. Los hermosos pájaros que con sus preciosos cantos llenan el aire de melodías, las flores exquisitamente matizadas que en su perfección lo perfuman, los elevados árboles del bosque con su rico follaje de viviente verdor, todos atestiguan el tierno y paternal cuidado de Dios y su deseo de hacer felices a sus hijos.
Dios unió consigo nuestros corazones, mediante innumerables pruebas de amor en los cielos y en la tierra. Valiéndose de las cosas de la naturaleza y los más profundos y tiernos lazos que el corazón humano pueda conocer en la tierra, procuró revelársenos.
Con todo, estas cosas sólo representan imperfectamente su amor. Aunque se dieron todas estas pruebas evidentes, el enemmigo del bien cegó el entendimiento de los hombres, para que éstos mirasen a Dios con temor y le considerasen severo e implacable. Satanás indujo a los hombres a concebir a Dios como un ser cuyo principal atributo es una justicia inexorable, como un juez severo, un acreedor duro y exigente. Representó al Creador como un ser que velase con ojo celoso para discernir los errores y las faltas de los hombres y hacer caer juicios sobre ellos. A fin de disipar esta densa sombra vino el Señor Jesús a vivir entre los hombres, y manifestó al mundo el amor infinito de Dios.
E. G. White, Camino a Cristo.
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