VIDA EN ABUNDANCIA (II) La atmósfera del hogar

LA ATMÓSFERA DEL HOGAR


La sociedad se compone de familias, y será lo que hagan las cabezas de familia. Del corazón "mana la vida;" y el hodar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación.

La elevación o la decadencia futura de la sociedad será determinada por los modales y la moralidad de la juventud que se va criando en derredor nuestro. Según se hayan educado los jóvenes y en la medida en que su carácter fue amoldado en la infancia por hábitos virtuosos, de dominio propio y temperancia, será su influencia sobre la sociedad. Si se los deja sin instrucción ni control, y como resultado llegan a ser tercos, intemperantes en sus apetitos y pasiones, así será su influencia futura en lo que se refiere a amoldar la sociedad. Las compañías que frecuenten los jóvenes ahora, los hábitos que adquieran y los principios que adopten inican cuál será el estado de la sociedad durante los aós venideros.

El hogar debe ser hecho todo lo que la palabra implica. Debe ser un pequeño cielo en la tierra, un lugar donde los afectos son cultivados en vez de ser estudiosamente reprimidos. Nuestra felicidad depende de que se cultive así el amor, la simpatía y la verdadera cortesía mutua.

El símbolo más dulce del cielo es un hogar presidido por el espíritu del Señor. Si se cumple la voluntad de Dios, los esposos se respetarán mutuamente y cultivarán el amor y la confianza.

La atmósfera que rodea las almas de padres y madres llena toda la casa, y se siente en todo departamento del hogar.

Los padres crean en extenso grado la atmósfera que reina en el círculo del hogar, y donde hay desacuerdo entre el padre y la madre, los niños participan del mismo espíritu. Impregnad la atmósfera de vuestro hogar con la fragancia de un espíritu tierno y servicial. Si os habéis convertido en extraños y no habéis sido de acuerdo con la Biblia, convertíos; porque EL CARÁCTER QUE ADQUIRÁIS EN TIEMPO DE GRACIA SERÁ EL CARÁCTER QUE TENDRÉIS CUANDO VENGA CRISTO. SI QUERÉIS SER SANTOS EN EL CIELO, DEBÉIS SER SANTOS PRIMERO EN LA TIERRA. Los rasgos de carácter que cultivéis en la vida no serán cambiados por la muerte ni la resurrección. Saldréis de la tumba con la misma disposición que manifestasteis en vuestro hogar y en la sociedad. Jesús no cambia nuestro carácter al venir. La obra de transformación debe hacerse ahora. NUESTRA VIDA DIARIA DETERMINA NUESTRO DESTINO. 

E.G.White, El hogar cristiano.

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