Alientos al corazón. Fortaleza para la lucha (II)
FORTALEZA PARA LA LUCHA (II)
"Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado"
Isaías 50.7
La oposición que encuentra le resultará ventajosa en muchos sentidos. Desarrollará ciertas cirtudes cristianas que rara vez surgen en la senda de la properidad y a plena luz del sol. La fe, la paciencia, la tolerancia, la espiritualidad, una creciente confianza en la Providencia, son frutos que parecen y maduran en medio de las nubes, las tinieblas y la tempestad. El árbol solitario expuesto a la furia de los vientos y las tormentas no será desarraigado por el huracán, sino que hundirá más y más sus raíces y extenderá sus ramas embelleciéndose y fortaleciéndose como resultado de soportar la tormenta. Este puede ser su caso.
Puede carecer de simpatía y apoyo humano y sentir que su unica esperanza consiste en levantar los brazos en súplica a Dios y depender sólo del Redentor para que su alma reciba auxilio. Dicho auxilio, enviado por el cielo, será exactamente lo que necesita.
Si teme a Dios, no necesita temer nada más. Si lo complace, obtendrá todo lo que su alma anhela.
E.G. White, Carta 4ª, de 8 de febrero de 1880, dirigida a la hermana Brigs.
Puede carecer de simpatía y apoyo humano y sentir que su unica esperanza consiste en levantar los brazos en súplica a Dios y depender sólo del Redentor para que su alma reciba auxilio. Dicho auxilio, enviado por el cielo, será exactamente lo que necesita.
Si teme a Dios, no necesita temer nada más. Si lo complace, obtendrá todo lo que su alma anhela.
E.G. White, Carta 4ª, de 8 de febrero de 1880, dirigida a la hermana Brigs.
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