2. VIDA EN ABUNDANCIA. Victoria asegurada mediante la impecable vida de Cristo

VIDA EN ABUNDANCIA

Victoria asegurada mediante la impecable vida de Cristo

 

El Salvador llevó sobre sí los achaques de la humanidad y vivió una vida sin pecado, para que los hombres no teman que la flaqueza de la naturaleza humana les impida vencer. Cristo vino para hacernos "partícipes de la naturaleza divina", y su vida es una afirmación de que la humanidad, en combinación con la divinidad, no peca. 

El Salvador venció para enseñar al hombre cómo puede él también vencer. Con la Palabra de Dios, Cristo rechazó las tentaciones de Satanás. Confiando en las promesas de Dios, recibió poder para obedecer sus mandamientos, y el tentador no obtuvo ventaja alguna. A cada tentación Cristo contestaba: "Escrito está" A nosotros también nos ha dado Dios su Palabra para que resistamos al mal. Grandísimas y preciosas son las promesas recibidas, para que seamos "hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia", 2 Pedro 1.4

Encareced al tentado que no mire a las circunstancias, a su propia flaqueza, ni a la fuerza de la tentación, sino al poder de la Plabra de Dios, cuya fuerza es toda nuestra. "En mi corazón -dice el salmista- he guardado tus dichos, para no pecar contra ti". "Por la palabra de tus labios yo me he guardado de las vías del destructor." Salmos 119.11

Dirigid a la gente palabras de aliento; elevadla hasta Dios en oración. Muchos vencidos por la tentación se sienten humillados por sus caídas, y les parece inútil acercarse a Dios; pero este pensamiento es del enemigo. Cuando han pecado y se sienten incapaces de orar, decidles que es entonces cuando deben orar. Bien pueden estar avergonzados y profundamente humillados; pero cuando confiesen sus pecados, Aquel que es fiel y justo se los perdonará y los limpiará de toda iniquidad.

No hay nada al parecer tan débil, y no obstante tan invencible, como el alma que siente su insignificancia y confía por completo en los méritos del Salvador. Mediante la oración, el estudio de su Palabra y el creer que su presencia mora en el corazón, el más débil ser humano puede vincularse con el Cristo vivo, quien lo tendrá de la mano y nunca lo soltará.

E.G.White, La temperancia, págs. 95-96

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