3. EL LLAMADO DEL TESTIGO FIEL. (6) ¡Ni una sola expresión de encomio, por parte de Jesús!. Introducción
EL LLAMADO DEL TESTIGO FIEL
¡Ni una sola expresión de encomio (alabanza), por parte de Jesús!
Introducción
Anteriores publicaciones: ver etiqueta El llamado del Testigo Fiel
Parecemos estar mucho más satisfechos con nosotros mismos de lo que Cristo lo está. Pero si su verdad hiere, también sanará.
"Escribe al ángel de la iglesia en Laodicea" (Apoc. 3.14). Durante décadas hemos venido asumiendo que el mensaje va dirigido a la iglesia en general. Pero sorprendentemente, el mensaje va dirigido a sus líderes. Nosotros, los dirigentes, hemos actuado torpemente al pasar el mensaje a los laicos, regañándolos y culpabilizándolos por retardar la finalización de la obra de Dios.
Si el mensaje va dirigido primariamente a individuos de la iglesia, entonces se plantean importantes problemas. Han estado muriendo Adventisas del Séptimo Día por más de 150 años. En la práctica totalidad de sus funerales, hemos expresado la esperanza de ver de nuevo a esos fallecidos, en ocasión de la primera resurrección, algo que es imposible sin el arrepentimiento personal, individual.
Por lo tanto, si el llamamiento de Cristo al arrepentimiento va dirigido primariamente a individuos, resulta que ya ha sido en gran parte escuchado, ya que debemos asumir que muchos de esos santos fieles se arrepintieron, en preparación para la muerte. Si tal es el caso, el mensaje a Laodicea se convierte virtualmente en una carta muerta. Podemos esperar poco o ningún resultado más, excepto el continuo arrepentimiento personal, tal como ha prevalecido por más de un siglo. Esa es la forma en la que la mayor parte de nuestro pueblo, especialmente los jóvenes, ve hoy el mensaje.
Si bien cada uno debemos aplicarnos individual y personalmente todo consejo contenido en los mensajes a las siete iglesias, ese llamamiento a arrepentirnos va específicamente dirigido a más que individuos. Y cuando comenzamos a comprender a quién va dirigido, el mensaje mismo toma un significado nuevo y cautivador.
El llamamiento en Apocalipsis 3:20 ("si alguno oyere mi voz") contiene un significativo término griego, tis, que significa primariamente "cierta persona", o "alguien determinado", no inespecíficamente "alguno". Por ejemplo, en Marcos 14:51,52, no era meramente "alguno" quien seguía a Jesús "cubierto solo con una sábana". La palabra tis se emplea y traduce allí como "un joven". En el mensaje a Laodicea, el "ángel" debe ser ese "alguien determinado" a quien el mensaje se refiere. Jesús citó el Cantar de Salomón en su llamamiento, "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo" (5:2, Septuaginta). Esa "cierta persona" que debe oír es su amada, la Iglesia. El Señor señala dirigentes para desempeñar el papel de modelos y ejemplos. El mismo Cristo dijo, "Y por ellos yo me santifico a mí mismo" (Juan 17:19).
"Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente… mas porque eres tibio… te vomitaré de mi boca" (Apoc. 3:16). Podríamos concluir superficialmente que, puesto que el "ángel" es innegablemente tibio, automáticamente Cristo ha cumplido su promesa y nos ha rechazado. Tal interpretación es favorecida por algunas traducciones de la Biblia, y ha significado un problema para ciertos miembros de iglesia sinceros, que han visto ahí un motivo para desesperar de que la iglesia organizada se vaya a reconciliar realmente alguna vez con Cristo.
Pero el lenguaje original contiene una expresión clave, mello, que significa, "estoy por vomitarte de mi boca" (Nueva Reina Valera, 1990). Queda claro en Apocalipsis 10:4, cuando leemos que Juan "iba a escribir" lo que habían hablado los siete truenos, pero finalmente no lo hizo, por instrucción de una voz del cielo. En lenguaje vívido y moderno, podríamos expresarlo como: "¡Vuestra actitud me pone enfermo, hasta el punto de hacerme sentir nauseas!".
Esa es una reacción humana común, en situaciones de extrema contrariedad emocional. Una mujer, en la Alemania del Este, tuvo acceso a los archivos de la policía secreta comunista, recién puestos a la luz, comprobando con horror que durante años de pretendida fidelidad y amor, su marido había estado informando secretamente sobre ella al siniestro cuerpo de policía. Su reacción instantánea e incontrolada consistió en ir al servicio, y vomitar. Por desagradable que nos parezca, Jesús nos dice que es así como se siente, no por nosotros, sino por la tibieza que acariciamos. Eso no significa que no nos ame, ni que nos retire su fidelidad (¡La mujer alemana amaba ciertamente a su marido!).
Robert J. Wieland, Sé pues celoso y arrepiéntete, pueblo mio.
Próxima publicación en EL LLAMADO DEL TESTIGO FIEL: "¿Por qué se siente Jesús de esa forma?"
Comentarios
Publicar un comentario