5. BUENAS NUEVAS. Cristo, el Legislador (4)
BUENAS NUEVAS
Cristo, el Legislador (4)
"Por que el Eterno es nuestro Juez, el Señor es nuestro Legislador, el Eterno es nuestro Rey, él mismo nos salvará" (Isaías 33.22).
Te preguntas cómo puede Cristo ser el Mediador entre Dios y el hombre, y también el Legislador. No hemos de explicar el cómo, sino aceptar el relato de las escrituras de que es así. Y el que sea así es lo que da solidez a la doctrina de la expiación. La garantía que tiene el pecador del perdón completo y gratuito, descansa en el hecho de que el Legislador mismo, Aquel contra quien se ha rebelado y ha desafiado, es el que se dio por nosotros. ¿Cómo es posible que alguien ponga en duda la honestidad del propósito de Dios, o su voluntad perfecta para con los hombres, cuando se dio a sí mismo por su redención? Porque no hay que imaginar que el Padre y el Hijo estuviesen separador en esta obra. Fueron Uno en esto, como en todo lo demás. El consejo de paz fue entre los dos (Zacarías 6.12 y 13), y aun estado aquí en la tierra, el Hijo unigénito estaba en el seno del Padre.
¡Qué maravillosa manifestación de amor! El Inocente sufrió por el culpable; el Justo por el injusto; el Creador por la criatura; el Hacedor de la ley, por el transgresor de la ley; el Rey, por sus súbditos rebeldes. Puesto que Dios no eximió ni aun a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con el gratuitamente todas las cosas? El amor infinito no pudo encontrar mayor manifestación de sí. Bien puede decir el Señor, "¿Qué más se había de hacer a mi viña, que yo no haya hecho?
E.J. Waggoner, Cristo y Su Justicia
Próxima publicación: La justicia de Dios (1)
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